Rafael Moneo es reconocido como un arquitecto de alto calibre a nivel
mundial, siendo galardonado con el Premio Pritzker de Arquitectura para el
1996. Español de nacimiento, Moneo se distingue por su uso de la palabra
coraje, que lo describe tal cual como una persona que no se detiene a pesar de las
dificultades. Su pasión siempre lo fue la filosofía, dicho concepto que lo llevo hasta
la creación de grandes obras arquitectónicas y una gran carrera de profesorado
en la prestigiosa Universidad de Harvard.
Moneo ha incursionado en diversas obras arquitectónicas a nivel mundial,
como lo es el Museo de Arte Romano en Mérida. Aquí, el arquitecto nos relata
como desde la concepción del diseño se vio atraído a crear una estructura
elusiva al emplazamiento, osea la construcción romana. Debido a esto, todo el material del cual está
construida esta obra proviene del mismo yacimiento. De esta forma, Moneo logro crear
una estructura que contiene toda la historia del lugar que le rodea, trayendo
la historia que ocurrió hace dos mil años hasta el presente.
La estructura El Centro Kursaal de San Sebastián es otro ejemplo de las
maravillosas creaciones del arquitecto. Esta estructura es una que ata el exterior
con el interior, acaparando las vistas de la playa y naturaleza sin comprometer
la experiencia interna de la estructura. Su diseño es capaz de hacer consciente
a cada individuo de la relación entre el ser humano y la belleza del mar que le
rodea. Lo que para algunas personas se considera como una estructura cerrada,
para Moneo significa lo contrario, un espacio especial donde se puede contemplar
lo externo.
El arquitecto Rafael Moneo ha expresado su sentir con respecto a su
trabajo. Le encanta trabajar en lugares que tienen su propio carácter y le apasiona
el reto de poder diseñar de acorde a esto. Otro ejemplo de esto es su diseño de
la Estación de Tren de Atocha el cual muestra la creación de un espacio botánico
en interior de la estructura, incorporando el concepto interior-exterior con la
implementación de vegetación y la entrada de luz natural a la estructura. Las
obras mencionadas anteriormente reflejan esta aseveración, obras que acogen los
aspectos críticos de su ubicación y que respetan a su vez lo que le rodea. Es
por esto que el arquitecto demuestra que “la arquitectura, cuando es arte, se
convierte en la forma sustancial de las cosas hasta dotarlas de un solo sentido”,
uniendo y atando espacios cónsonos con sus alrededores.
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